Émilie du Châtelet
The
Woman
Émilie du Châtelet
Pionera de las preciosas del Barroco, matemática y
física francesa, traductora de Newton al francés y difusora de sus teorías.
Hija del barón de Breteuil, un diplomático culto; marquesa
de Châtelet por su matrimonio con un
militar tolerante; amante de Voltaire
y amiga de personalidades de la época, Gabrielle-Émilie fue una de las mujeres
más destacadas de la Ilustración francesa del XVIII. Su talento y curiosidad la
llevaron a interesarse por todas las manifestaciones artísticas, a traducir
obras clásicas y a escribir ensayos de divulgación científica.
La divina Émilie fue
pionera en ser una mujer culta y llevar una vida libre. Además de a su talento
y su coraje intelectual, se lo debió a su padre: el barón de Breteuil (imagen de arriba), un diplomático que la educó
como a un hombre en cuanto se dio cuenta que era tan lista, o más, que la
mayoría de hombres que conocía. Este hecho convirtió a Émilie en una defensora
del derecho a la educación para las mujeres:
“Si yo fuera el rey,
reformaría un abuso que condena por así decir a la mitad del género humano…
Haría participar a las mujeres en todos los derechos de la humanidad y sobre
todo en los del intelecto… Estoy persuadida de que muchas mujeres o ignoran sus
talentos, por el vacio de su educación, o los esconden por prejuicio y falta de
coraje en su espíritu”
A los dieciséis años
Émilie fue presentada en la corte de Versalles y disfrutó durante unos años de
su glamour y extravagancia.
Se casó con el marqués du Chastellet-Lomont
el 20 de junio de
1725, cuando ella tenía diecinueve años y él treinta. Aunque
su esposo era “marquis du Chastellet”
y ella firmó con ese nombre sus publicaciones, la versión de su apellido como “Châtelet”, que fue introducida por Voltaire, se ha convertido en la
habitual. El marqués era el hijo mayor de la casa Du Châtelet, y como tal
heredó el título y el oficio militar. Además, su padre le nombró gobernador de Semur-en-Auxois (Imagen de la Derecha), en la Borgoña,
como regalo de boda. Aunque la familia Du
Châtelet no era rica, el matrimonio
fue ventajoso para Émilie ya que la elevaba en su posición social y la
emparentaba con la nobleza militar.
Después de su
matrimonio la pareja pasó cierto tiempo en Semur-en-Auxois,
pero también vivió en París y otros lugares. El marqués du Châtelet dedicaba bastante tiempo a sus obligaciones en su
guarnición, por lo que pasaba largos períodos separado de su esposa. Tras la
muerte del padre de Émilie en 1728, esta hizo varias visitas a su madre en Créteil.
Émilie tuvo tres hijos
en su matrimonio: Gabrielle Pauline en 1726, Louis Marie Florent en 1729 y
Victor-Esprit en 1733, quien murió a los pocos meses, en el verano de 1734.
Después de ello, Émilie, que tenía por entonces veintiocho años, decidió no
tener más hijos, aunque pasados los cuarenta años volvería a quedarse
embarazada y moriría a consecuencia del parto.
La marquesa era sabia,
no sólo porque era cultivada y lista sino porque supo compaginar deber y
placer. Tradujo “La fábula de las abejas” de Mandeville, y escribió “Instituciones de física”, un libro de divulgación,
a lo que se dedicaron muchas mujeres que eran conscientes de la dificultad que
ellas, pero también los hombres, tenían para comprender el saber científico.
Este libro lo escribió para su hijo de doce años y en él combinaba la
metafísica de Leibniz con las nuevas ideas de Newton.
La marquesa admiraba
mucho a Voltaire y por fin, con veintiocho años conoció a un cuarentón Voltaire (Imagen de Abajo). Se habían conocido cuando esta
era una niña, ya que el filósofo había visitado ocasionalmente la casa de su
familia. Se reencontraron en mayo de 1733, en una de las primeras ocasiones en
las que Émilie salió después del nacimiento de su tercer hijo, y establecieron
rápidamente una fuerte relación.
En el castillo de Cirey crearon un refugio de estudios y
amores, con la benévola comprensión del tolerante marqués. Su relación se basó
en su pasión por la conversación sobre temas diversos, el teatro, la lectura de
los clásicos y de los modernos, hacer experimentos de física y química,
criticar a los pedantes y coquetear con todo el mundo. Voltaire la admiraba y
sentía una especie de ternura por su lado más femenino (la llamaba “Madame Newton-Ponpon”).
En dos pasiones de ella
diferían: en el juego de naipes y en su entrega al arrebato erótico. Para la
marquesa la pasión era algo vital:
“Pasiones tendríamos
que pedirle a Dios si nos atreviéramos a pedirle alguna cosa… Supongamos, por
un momento, que las pasiones hagan a más personas desgraciadas que felices;
digo que, aún así, seguirían siendo deseables, porque es la condición sin la
cual no se pueden gozar grandes placeres; y no merece la pena vivir si no es
para tener sensaciones y sentimientos agradables; y cuanto más vivos son los
sentimientos agradables, más felices somos”.
La falta de pasión de Voltaire, la condujo a Saint-Lambert(Imagen de Arriba), diez años más joven que
ella y que la deja embarazada. Guarda para ella sus peores presagios porque,
dada su
edad, era mal asunto el parir y se da prisa en acabar su traducción de
los “Principia” de Newton (Imagen de la Derecha). El parto
tuvo lugar el 3 de septiembre de 1749 a una niña sana, y durante unos días todo
pareció ir bien. Sin embargo, el 9 de septiembre Émilie empezó a sentirse muy
mal y a tener una alta fiebre. Al día siguiente pidió que le entregaran la
traducción de los Principia y le añadió la fecha “10 de septiembre de 1749”.
Poco después perdió el conocimiento y murió ante la presencia de su marido, de Saint-Lambert y de Voltaire. Su hija murió poco después.
Legado
Se han dado nombre a un
asteroide y a un cráter de Venus en su honor. La opera Émilie (2008), de Kaija
Saariaho, trata de los últimos momentos de la vida de Mme du Châtelet. También hay dos obras de
teatro basadas en su vida: Legacy of Light, de Karen Zacarías y Emilie: La
Marquise Du Châtelet Defends Her Life Tonight, de Lauren Gunderson.
Fuentes: WEB:
Wikipedia.com y U-topia1.blogspot.com
De: LB
@AandFLifestyleL
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